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Con el tiempo, el centralismo nacional ha pasado a ser una problemática que ha ido mucho más allá de lo evidente en la relación Santiago – Regiones. Actualmente vemos que dicha problemática ya está insertada, además, en lo intrarregional. La distribución de la población y de la toma de decisiones en cada una de nuestras quince regiones es una muestra clara de la concentración de lo  político, administrativo, económico y social en las capitales regionales.

Luego de doscientos años de historia, el Gobierno Central ha sido incapaz de generar un justo y necesario ordenamiento de poderes y recursos. Así también, actualmente podemos ver que las políticas públicas más importantes se han seguido generando desde Santiago y para un Chile que es tomado en cuenta como un punto, dejando de lado la realidad geográfica que nos pertenece. Somos un país que sólo en la parte continental cuenta con más de 4.000 kilómetros de extensión, encerrando distintas realidades, necesidades y problemáticas, de modo tal que los problemas de la gente de Arica nunca serán los mismos que inquietan al pueblo Chilote y, siguiendo con el ejemplo, éstos no tienen las necesidades que sí pueden presentar los santiaguinos.

Pese a lo anterior, las regiones han logrado salir adelante y hoy van presentando cada vez más recursos y posibilidades de progreso y desarrollo. Dicha realidad puede ser explicada, en parte, por un posible comienzo en la saturación laboral y demográfica de la Región Metropolitana.

Es por esto que en Corbiobío hemos decidido crear la llamada Red por las Regiones, una entidad que será el punto de convergencia para todas las personas jurídicas y naturales que estén comprometidas con nuestra causa y que crean en las capacidades de su comuna, ciudad, provincia o Región. A través de internet (www.redporlasregiones.cl [9]) tendremos un importante flujo de información y conocimiento, logrando de ese modo generar una significativa concientización de la ciudadanía. Nuestra idea es que los universitarios estudien para trabajar en su región, que las grandes empresas regionales tengan sus grupos gerenciales en la localidad correspondiente y no en Santiago, que las personas se reencanten con sus ciudades y que el Gobierno deje de centrar el grueso de los esfuerzos y los gastos  sólo en la Región Metropolitana, la cual pese a tener un 49% de la población, no deja de ser solo un 2% del territorio nacional.