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El humor como instrumento político tiene una larga historia en nuestro país. Las primeras expresiones de sátira política [10] se pueden encontrar en los albores de la República (1811), comenzando una historia que durante el siglo XIX crecería permitiendo la maduración del mercado de las revistas [11] y siendo puntal de la crítica ciudadana de cara a los finales del período parlamentario. En toda esta historia de risa e ironía Topaze [12] fue la revista que alcanzó mayor importancia y resonancia.

Su nacimiento fue algo azarozo. Hacia 1929 su fundador, Jorge Délano [13], regresó a Chile después de probar suerte en Hollywood. Tras los coletazos de la crisis mundial (donde Chile fue uno de los países más afectados del mundo), Chile se encontraba sumido en una profunda crisis. En su libro Yo soy tú, señaló “Convencido de que era imposible obtener trabajo, resolví fundar una revista para tener donde dibujar, así como en Hollywood había ofrecido un banquete para comer”.

El nombre de la revista fue un préstamo tomado de la obra de teatro Topaze, del francés Marcel Pagnol, que se presentó por esos días en el Teatro Comedia de Santiago, con el fin de obtener propaganda gratuita. El 12 de agosto de 1931 fue lanzado el primer número [14]  con un éxito arrasador, pocas semanas después de la caída del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo [15]. Topaze, se convirtió en forma sorprendente en uno de los centros más activos de la política y bohemia santiaguina [16] y en una verdadera escuela para varias generaciones de periodistas y dibujantes [17].

La publicación tuvo una línea editorial [18] relativamente independiente, pese a las ideas derechistas de su creador. Trató los temas de actualidad con soltura y sin ninguna consideración para con sus víctimas. Los principales blancos de su humor fueron, sin duda, los presidentes de la República [19]. Algunos mandatarios se hicieron parte del espíritu de la revista, celebrando las bromas que recibieron, no obstante hubo otros mucho menos comprensivos. Ejemplo de ello fue el Presidente Arturo Alessandri, que sacó de circulación el número 285 [20] .

Su período de mayor esplendor fue hasta mediados del siglo XX, sorteando otros medios que surgieron y a la política nacional, sin embargo, el alejamiento de su fundador trajo consigo que la revista cerrara su primer ciclo de vida con un número conmemorativo [21] por sus primeros 25 años.

Durante la década del ’60 cambio de dueños en varias ocasiones y no tuvo un pie económico estable. Finalmente, el 30 de octubre de 1970 fue lanzado la última edición, el número 1981 [22]. La portada mostró el ataúd del asesinado comandante en Jefe del Ejército, René Schneider, cerrando una larga historia plagada de éxitos. Finalmente en 1989 el diario La Tercera revivió la revista incluyéndola como suplemento, para luego desaparecer en 1996 sin haber alcanzado mayor éxito.