Alabado en el extranjero y respaldado transversalmente en Chile, el modelo socioeconómico construido en Chile durante los últimos 20 años asoma como uno de los mayores legados de la Concertación.

Pese a los temores iniciales, el retorno a la democracia mantuvo las bases de libre mercado y Chile comenzó un rápido proceso de globalización.

La apertura comercial, reflejada en 24 acuerdos con 59 países; el fuerte combate a la pobreza y una inflación controlada, con una meta anual de 3 por ciento, se transformaron en los pilares del proyecto, con un sustento político clave detrás.

Pero no todo fue éxito. La crisis asiática frenó la racha de crecimiento de 7,6 por ciento anual y nunca se retomó ese ritmo. La productividad cayó sostenidamente y desde ese ciclo negativo el desempleo se transformó en un permanente dolor de cabeza, que dificultó el avance en la distribución del ingreso.

20 años que, pese a sus luces y sombras, posicionaron a Chile en el concierto internacional y lo dejaron en las puertas del ansiado desarrollo.
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