UCSC distinguió a Monseñor Ezzati con el Grado Honorífico de Doctor Honoris Causa

UCSC distinguió a Monseñor Ezzati con el Grado Honorífico de Doctor Honoris Causa

03 Noviembre 2011
Esta mañana, en un solemne acto efectuado en el Aula Magna, el Arzobispo de Santiago y ex Gran Canciller de la Universidad recibió el más alto reconocimiento académico que otorga esta Casa de Estudios.
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Por su relevante contribución a la Universidad y al progreso del país, la UCSC otorgó esta mañana, en una solemne ceremonia de investidura realizada en el Aula Magna, el Grado Honorífico de Doctor Honoris Causa a Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago y ex Gran Canciller de esta Casa de Estudios.

En el acto, que contó con la presencia de autoridades universitarias, civiles, eclesiásticas y militares, intervino el Rector, Dr. Juan Miguel Cancino, quien expresó que para la Universidad “es un motivo de alegría y de profunda gratitud a Dios por concedernos el tiempo y la oportunidad para rendir homenaje a su Excelencia, Reverendísimo Monseñor Ricardo Ezzati”, y señaló que cada uno de sus mensajes a esta Institución  “sigue siendo un llamado a pensar y repensar, en clave cristiana, el quehacer de cada miembro de la Comunidad Universitaria, llamando a poner nuestras capacidades al servicio de los más necesitados, no en abstracto, sino en aquéllos con rostro conocido en el entorno inmediato, en nuestros estudiantes, y en la comunidades en que la Universidad está presente”.

El Rector agregó que “fue como Gran Canciller un Pastor atento a la Universidad y predicó con el ejemplo en lo que respecta al llamado que reiteradamente nos hizo a confiar plenamente en la Providencia, actuando con la audacia que da la fe”.

El director del Instituto de Teología, Dr. Juan Carlos Inostroza, entregó una reseña biográfica del homenajeado y presentó sus méritos. “El rasgo más llamativo, explícito y radical de Monseñor Ezzati no ha sido otro que ser un hombre de fe, enamorado de Cristo y partícipe entusiasta de la alegría del Evangelio que, como él dice y repite incansablemente, es vida abundante para todos”.

Posterior a la lectura del Decreto de Rectoría Nº 71/2011 que promulga el acuerdo del Honorable Consejo Superior de otorgar la distinción a Monseñor Ezzati, éste recibió de manos del Rector la medalla y el diploma correspondientes al Grado Honorífico de Doctor Honoris Causa, y registró su firma en el libro que consigna este reconocimiento.

En su discurso, el ex Gran Canciller de la UCSC, manifestó que “con gratitud y con mucha humildad acojo la distinción que me ofrece en este día la Universidad Católica de la Santísima Concepción, otorgándome el Doctorado Honoris Causa. Con gratitud, porque en este gesto reconozco la magnanimidad de quienes han querido distinguirme con este alto honor que agradezco en todo su significado, pero con humildad, especialmente con humildad, consciente de la pequeñez  de mis méritos  y de lo poco que he podido ofrecer a la Universidad que hoy se me muestra tan generosa”.

Asimismo, se refirió a lo que significa una educación de calidad. “Es aquélla que dice relación con la centralidad de la persona, en primer lugar con la persona del estudiante. La escuela, la Universidad, existen para eso. Es buena (la educación) si la persona del educador, en diálogo con el alumno, logra comunicarle y transmitirle sabiduría”, y planteó también que, frente a una antropología instrumental, que prepara personas competitivas en el mercado, “es necesario, en cambio, abrir espacios a una verdadera antropología del sentido, que se pregunte por la esencia de la persona humana, por su vocación, por sus fines personales y sociales, por sus fines trascendentes”.

Finalmente, a modo de conclusiones, afirmó que, por una parte, “es urgente una profunda y seria reflexión sobre la persona humana, su naturaleza y sus fines, sobre la sabiduría de la vida, la capacidad de educación en la comunidad, la orientación moral y el discernimiento de los caminos que llevan a la vida” y, por otra, pensar acerca de los métodos. “La sociedad entera, dirigentes políticos y sociales, maestros y alumnos, comunicadores, organizaciones culturales y religiosas, las universidades, están llamadas a superar la tentación de la superficialidad, de los intereses inmediatos, de las presiones o del populismo, y proponer itinerarios educativos coherentes y plenos”.