Un largo periplo debió recorrer María Adelina Venegas para encontrar a su hija, Camila. La joven creció en Bélgica, siempre consciente de que era adoptada, pero hace muy poco fue que finalmente pudo contactarse con su familia biológica en Chillán, a miles de kilómetros de distancia.

La historia se remonta al año 1989 cuando, tras un incendio en que Adelina perdió su casa en la población Sarita Gajardo y a dos de sus hijos, cayó en una profunda depresión. Por lo que su hija, Camila Villablanca, de 7 años, fue derivada a un hogar del Sename. Con el tiempo, le fueron poniendo obstáculos para verla.

“Me decían que no la podía ver porque estaba haciendo algo o qué se yo, siempre inventaban algo, hasta que un día me dijeron que había sido adoptada y se fue a otro país”, afirmó Adelina al diario Crónica de Chillán.

Por su puesto que la adopción nunca fue autorizada por la madre de Camila. Lo único que le dijeron fue que había sido adoptada por una pareja belga, y llevada fuera de Chile.

A partir de ahí, Adelina, analfabeta, con pocos recursos y sin contactos, comenzó un largo camino para encontrar a su hija perdida, junto con su otra hija Jessica. Algo que consiguió casi 30 años después.

Fue la misma Camila quien logró contactarse con su familia biológica. Gracias a un amigo chillanejo que conoció en Bélgica logró entrar en contacto con más gente de Chillán, hasta finalmente dar con su hermana.

“Yo aún no he podido hablar con ella, lo hace mi hija Jessica que vive en Curicó, por Facebook. Y pudieron conversar y contó que, desde que se la llevaron empezamos a buscarla”, declaró Adelina, y agregó que “lo único que yo quiero ahora es poder ir a verla y abrazarla y decirle que mi pena terminó al saber que ella está bien y que me perdona”.

Este caso no es el único, puesto que entre 1988 y 1990 hay evidencia de otros 30 casos de adopciones irregulares a parejas extranjeras, lo que generó una larga investigación durante la década de los ´90.