Lo gay y la sociedad de consumo: tal para cual

16 Mayo 2011

La publicidad para el público gay en su gran mayoría implican hombres con cuerpos perfectos y poca ropa, como si fuéramos así de idiotas y básicosmpara todo. En el mundo hetero hay muchos más temas que sólo eso.

Federico de Mendoza >
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A veces no sé si lo que me pasa es un descontento frente a lo gay en general o si es una disconformidad frente a distintos ámbitos superficiales de la sociedad de consumo en la que vivimos hoy, donde lo gay enfatiza lo peor de ella. Esto claro, combinado con el hecho de estar próximo a entrar en la década de los 30 años, aumenta la complejidad, haciendo que mis cuestionamientos se vuelvan aún más lateros y existenciales. Y viendo a mí alrededor cómo mis amigos van consolidando proyectos de largas relaciones que se convierten en flamantes matrimonios con radiantes hijos, me despierta aún más interrogantes sobre cómo darle sentido a mi vida.

El domingo pasado, felizmente realicé un encuentro de jóvenes con el único propósito de debatir y reflexionar en torno a nuestra sociedad. El objetivo fue generar una mirada más crítica, a través de desarrollar ensayos, exposiciones y paneles sobre los más variados temas a lo largo del año. Los invitados fueron seleccionados especialmente, y el grupo generó una instancia muy enriquecedora en lo intelectual. Hubo debate, conversaciones profundas, cuestionamientos, y sobre todo buena onda y mucho interés.Me sentía “en mi salsa”. Cuando fui invitando a los participantes, me di cuenta que no solo era un espacio que podía funcionar en mi comunidad, sino que además era profundamente necesario y necesitado. Volví a mi casa feliz y satisfecho, muy entusiasmado para organizar el segundo encuentro.


Por otro lado, el viernes andaba particularmente prendido y decidí ir a bailar. Fui a la fiesta gay de niños bien del fin de semana. Le tenía fe, no sé por qué. En el momento en que entré al lugar, pensé que cresta estaba haciendo metido ahí. Primero, me sentí mayor. Muchos jovencitos sin un solo pelo en la cara, como que la pubertad no les dejó ni un atisbo de barba.

 

Todos bastante parejitos. Poleras de colores, pelo perfecto para una noche prometedora. Luego, me sentí tonto, pensé que era mucho más clever que eso, que mis intereses no estaban ahí. El culto al cuerpo y la belleza física, a pesar de que salga favorecido, igual lo encuentro pésimo. Aunque mi pololo fuera un top model, si no piensa, qué gracia… pa’ la casa.


Decenas de miradas entrelazándose por minuto entre todos esos chicos, buscando concretar una cacería directa. Después de un par de miradas, y con la aprobación de una sonrisa, la nueva pareja puede estar devorándose públicamente a las 3 o 4 canciones, si es que se aguantan. Y esto no es radicalmente distinto de lo que pasa entre hombres y mujeres en el común de las discos de Santiago. Pero acá está todo más exagerado. Es todo más rápido, más candente, más evidente, más liberador. Y además, hombres y mujeres tienen muchos más espacios de conocer gente, algunos mucho más enriquecedores en la construcción de vínculos sociales más fuertes. Por otro lado, los espacios gay están completamente inmersos en una ética de consumo inmediata, de hombres, de satisfacciones, de experiencias, donde además, todo está sexualizado a través del mercado.


Las publicidades para el público gay en su gran mayoría implican hombres con cuerpos perfectos y poca ropa, como si fuéramos así de idiotas y básicos para todo. En el mundo hetero, si bien hay harta mujer en bikini acompañando latas de cerveza, igual hay muchos más temas que solo eso.


Esa noche me encontré con varias personas que me agradan, incluyendo uno de mis mejores amigos del mundillo, y no logré ninguna conversación relevante. Miraba con mi ron la pista de baile y ver a todos esos tipos moviendo sus caderas al ritmo de Britney o Madonna me mataba las pasiones al instante, como si me dieran un anti-viagra. De repente, pusieron Chico Trujillo, gracias a D-s, pero era “Loca” y la mayoría de los presentes se liberó. Lo mismo produjo Shakira con su canción del mismo nombre, pero de una manera aún más vergonzosa.


Lo que más me llama la atención es que en estas fiestas hay varios grupos de amigos que se repiten siempre y se ven todos muy felices, lo que me hace sentir aún más la oveja negra del grupo. Para la gran mayoría, ese grupo de amigos gay con el que salen a bailar debe ser su primer grupo de amigos, el más importante, con el que se debería construir lo más significativo para nuestro futuro.


Me pregunto qué tan sola puede ser la identidad gay frente a lo hetero que se refugian tanto en sus nuevas amistades gay que terminan priorizándolas e, incluso, dejando de lado a sus amigos de toda la vida. No entiendo por qué un gay no tiene en su mayoría amigos hetero, si así fue como nos socializamos. Nos inventamos nuestro propio gueto cuando deberíamos estar ganando un espacio en plena “normalidad”. Cada uno sabe como pelear su batalla y sabe cuáles son sus mejores armas (no violentas, claro).


Y hablando de baile, este domingo debutó un grupo de baile folklórico para jóvenes que estoy dirigiendo, medio como saltadito, una mezcla entre el griego y el árabe. Todos amateur, ninguno es bailarín, yo menos. La presentación salió impecable y la experiencia ha sido excelente. Estar desarrollando el lado izquierdo del cerebro también es positivo. Otro domingo en el que llego a mi casa convencido de que lo que hago debe tener un sentido y algún tipo de misión con la sociedad.

Resumiendo, me planteo dos opciones: o trato de reunir un grupo de jóvenes gay con intereses de formación intelectual, por lo menos unos diez hombres justos (como en Sodoma y Gomorra) o me olvido de que soy gay y me enfoco 100% en mis otros espacios. Lo que tengo claro, un grupo de baile gay, no way.  

Comentarios

Imagen de Cecilia Fuentes Icarte

Como mujer me siento similar

Como mujer me siento similar a como te expresas en tu texto. Hoy en las noticias veia una expo de productos de belleza en Santiago y como se resaltaba "la femeneidad" y la "importancia de ser mujer" a traves de puros productos.

Y ni creas que en los homosexuales hay pocos temas más allá del consumo. En las mujeres igual (a pesar de todo lo avanzado), pero es una lucha constante. Me gustó mucho tu texto. Saludos

Imagen de Alan

El estereotipo no es -creo-

El estereotipo no es -creo- sólo lo que se ve ni lo que se vende... el estereotipo es, además, lo que se hace. Ir a las discos y tener amigos de la misma identidad es parte del estereotipo. Yo, por mi parte. no tengo muchos amigos gays (tres, que son los realmente importantes). No salgo a las discos, no rindo culto a lo físico ni a lo 'bello' estéticamente consensuado. Creo que, si me preguntaran, me presento como la antítesis del gay común y silvestre. Los gays me odian como a cualquier homofóbico. Al fin y al cabo, odiar a un gay u odiar a un hetero está determinado no por la orientación sexual, sino más bien por cosas ajenas: el carácter, la personalidad, los gustos e intereses, la forma de plantearse la vida, los hábitos y temas de conversación. Tal vez si cumpliera más con el estereotipo me sentiría menos como te sentiste tú en la disco, como el bicho raro, el que no correspondía estar ahí, que es más o menos la misma experiencia mía en ciertos antros gays penquistas. No es mi ambiente.-