Lamentablemente, por estos días se han reactivado focos de incendios forestales en distintas zonas del país. Con ello, además de los riesgos directos de las llamas, existen otros peligros a los que está expuesta la población y que deben prevenirse.

Valeria Clericus, directora de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, comenta que los incendios en sí, son extremadamente peligrosos, ya que el fuego se extiende en forma rápida, sobre todo en caso de espacios abiertos, lo que implica una amenaza para la vida y salud. El calor, el fuego y el humo son nocivos, provocando quemaduras extensas, además de daño en las vías aéreas.

Aléjese del humo

El humo de los incendios forestales está compuesto por una mezcla de gases y partículas microscópicas que se desprenden de la vegetación en llamas, afectando las mucosas: ojos, nariz y garganta. Este irrita el sistema respiratorio, al activar enfermedades agudas y crónicas, puede causar incluso quemaduras, insuficiencia y obstrucción respiratoria. “El contacto con aire contaminado también puede activar enfermedades como el asma o descompensar enfermedades crónicas especialmente en los niños y adultos mayores. Si los gases emanados de un incendio contienen sustancias tóxicas, las personas pueden sufrir intoxicación”, precisa la especialista.

Las zonas dañadas por un incendio provocan ocasionalmente derrumbes de material consumido, por lo que existe el riesgo de un aplastamiento. Valeria Clericus aconseja alejarse lo más posible de estas áreas, evitar el calor, la emanación de humo y el respirar aire contaminado. Además evitar transitar o permanecer en lugares donde haya estructuras dañadas y en lo posible, evacuar la zona tempranamente.