Desde que se supo que la búsqueda de la avioneta extraviada, el pasado domingo 6 de octubre cuando iba de Isla Mocha a Tirúa, tenía como fecha de término hoy, se generó un fuerte movimiento en redes sociales, sobre todo vía Twitter. Personas de los más diversos ámbitos mostraron su molestia contra la medida, y finalmente esa presión tuvo un resultado positivo pues ya es un hecho que las acciones de rescate se extenderán por más días.

Tal como ocurrió durante las primeras jornadas, cuando se suspendió la búsqueda de noche, los comentarios se enfocaban principalmente en la comparación con la tragedia de Juan Fernández, donde nunca se pararon las labores hasta tener resultados.

Además, ayer se produjeron dos importantes avances, uno con mejor perspectivas que el otro. El primero fue una imagen satelital captada por una agencia espacial europea, que mostraría restos de la avioneta extraviada y reavivó la esperanza de dar con su paradero y saber el destino de sus tripulantes.

Las imágenes se tomaron el domingo a las 14:00 horas usando una "ventana satelital" abierta el sábado pasado y fueron analizadas por una mesa técnica que incluye oficiales, suboficiales, cartógrafos y geógrafos especialistas, quienes establecieron que en ella se capta algo parecido al fuselaje de una aeronave, aunque la calidad no es concluyente.

Con esta nueva información, personal de la Fuerza Aérea de Chile logró fijar imágenes de alta calidad de la zona donde habría caído el Cessna 172, cuya ubicación se estimó a unos 200 metros al interior del mar y a siete kilómetros al norte del aeródromo de Tirúa, donde se han concentrado las labores de búsqueda principalmente durante la jornada de ayer.

Lo que aumenta la esperanza de este hallazgo es que se conecta con una pista anterior que también es muy relevante:el punto donde se avistó esta imagen corresponde a la misma zona en donde se captó una llamada, vía teléfono celular, de uno de los pasajeros, Eric Arriagada, seis minutos después de haber despegado desde Isla Mocha con destino a Tirúa.

El otro avance fue que pescadores artesanales de la zona encontraron restos que en un principio pensaron correspondían a humanos, en el norte de Tirúa, en unos roqueríos en la zona de Quidico. Sin embargo, tras los análisis de rigor se estableció que correspondían a un lobo marino.

Hoy, se estima que las labores seguirán enfocadas en el análisis y búsqueda a partir de la imagen satelital.