Política Chilena: ¿Para servir o servirse?

Política Chilena: ¿Para servir o servirse?

05 Octubre 2020

La clase política, en su afán por controlar el descontento social concedió el proceso constituyente. En este escenario, las cartas se la jugarán para dar con una fórmula que les permita mantener el control; la convención constitucional, esperan sea lo más parecida a la convención mixta. 

Roberto Bravo >
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Los ciudadanos manifestándose en las calles, tiene que ver con replantear la defensa de sus intereses, desde la convicción de que el sistema político y sus custodios ya no nos representan y que el modelo de desarrollo se agotó en beneficio de una minoría.

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La clase política, en su afán por controlar el descontento social concedió el proceso constituyente. En este escenario, las cartas se la jugarán para dar con una fórmula que les permita mantener el control; la convención constitucional, esperan sea lo más parecida a la convención mixta. El sofisma; la experiencia de los parlamentarios. 

La necesidad de que si gobiernan los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que desearíamos, ideada por Jaime Guzmán, les viene como anillo al dedo. Designio dispuesto para resguardar la estructura de la constitución, volverá, cual deja vu, en el actual proceso constituyente a tratar de determinar; el transversal partido del orden así lo tendrá acordado.

Veamos cómo la política se acomoda en su beneficio, promoviendo, por acción u omisión, el desinterés colectivo:

La política al servicio del poder económico. El proceso iniciado el 2014 para convocar a un acuerdo a los países de la región, Escazú, tendiente a hacer más consistente la defensa del medio ambiente, desde el manejo de la información hasta la judicialización de los casos, fue el que el gobierno de Chile se negó a suscribir. Dirán algunos, obedeció a negar una instancia patrocinada por Bachelet; otros, que es un resguardo a la condición extractiva y contaminante de la matriz productiva. Convengamos., de ambas un poco.

La política al servicio de los políticos. De no ocurrir algo extraordinario, la convención constituyente, por acción de los incumbentes, esperan tenga similar representación que el congreso. Promoverán la participación de los ex, de lo que sea: exsenadores, exdiputados, exintendentes, exalcaldes, exjefes de servicios y las infaltables personas de confianza; la obsecuencia sin ambages. Ni hablar de los hijos y hermanos de, que en la lógica de las castas, heredan honorabilidades y feudos a perpetuidad. Una muestra de la regla que todos buscan aplicar; Desbordes anima a su hija para que sea constituyente. Interesado designio, la familia, primera fuente de incondicionalidad.

La democracia del statu quo. Instalada y gestionada sólo en su dimensión electoral, es lo que hemos tenido desde la década de los noventa. Nos convocan, según calendario electoral, invocando nuestro deber cívico y patriótico, para que concurramos a votar y validemos el sistema político. No convocan a militantes y menos al resto de los ciudadanos a deliberar; se amparan en el irrelevante mandato de representación, en una democracia que nada tiene de participativa. Así la diseñaron y así la han sostenido, tratan siempre y esta no será la excepción, de conservar el poder, que es en definitiva lo que les importa; cómo lo construyen, administran y mantienen, es su preocupación.

En el proceso constituyente, nos convocan a un partido en el cual ellos establecen las reglas, colocarán los árbitros y tratarán de determinar quienes juegan. No basta con nivelar la cancha; el asunto es más complejo.

Si los constituyentes electos hacen bien su trabajo y el resultado es una constitución ampliamente respaldada, nadie, por el bien de todos, los recordara. De lo contrario, a contrapelo de la pretensión de Fidel Castro, la historia no los absolverá.

En esta disyuntiva, la política debería optar por servir y encausar su desempeño a una valoración social que nos permita, en este valle de lágrimas, en y pos pandemia, recuperar el optimismo y trabajar por el bienestar de todos, sobre todo de los más carenciados.