El Estado como un padre ausente

El Estado como un padre ausente

20 Enero 2021

Un padre ausente que intenta tapar falencias con bonos y que intenta aparecer de vez en cuando a marcar presencia.

Diego Inzunza >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

El Estado chileno es como ese padre que no está, que se hace presente en la vida del niño a través de la pensión y si es que, con el apellido.

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Múltiples son los bonos con los que intenta contentar a los ciudadanos, a fin de contrarrestar las deficiencias que ha tenido en diferentes ámbitos, pero aún así no logra compensar.

Y es quizás por esta misma razón, que gran cantidad de personas alzaron la voz con el estallido social, y que hoy en día se mantienen calladas, y no solo por el tapabocas. Familias completas que han perdido la vida producto del covid, y proveedores del hogar que han quedado sin trabajo, no pudiendo llevar el pan a sus familias.

Las atenciones en salud mental disminuyeron a la mitad, pese a que las solicitudes se han incrementado. Lamentablemente no estábamos tan preparados para la pandemia como lo manifestaron las autoridades en su momento, pero ¿cómo serlo si ni siquiera estaban respondidas las necesidades básicas de la población antes del covid? Bueno, no quedó de otra que hacerlo a la chilean-way, haciendo todo a última hora y apurados.

Y es que este padre que nos entregó una falsa sensación de seguridad, diciendo que todo estaría bien, nos vuelve a fallar. Y al fallar, nos compensa con dinero, con el famoso “bono emergencia”. Pero los meses fueron pasando y las arcas fiscales fueron disminuyendo. Y nosotros en un intento por ser autónomos, como ese niño que lleva tiempo ahorrando en su chanchito, solicitamos el retiro del dinero de las AFP, pero en ese momento vuelve a aparecer este padre aprehensivo, y sólo nos deja retirar un 10%.

Indudablemente que esto trajo un poco de alegría consigo en estos tiempos de crisis, donde se pudo sobrevivir unos meses más, pero que llegado el momento donde se requería más dinero, nos negó la opción y la transformó para apropiársela por un intento de lavar la imagen que pareciera no poder estar peor.

Y es que con este padre que a momentos pareció ser tan bondadoso, vuelve a transaccionar con nosotros, y en este intercambio, nos baja el horario de inicio de la cuarentena y varias ciudades terminan retrocediendo de fase. Pareciera que toda buena acción no es gratuita, que siempre de alguna u otra manera, terminaremos pagando los platos rotos.

Una incongruencia por parte de las medidas, pareciera que importa más lo que monetariamente puede aportar un individuo al sistema, que su propia salud. Así queda demostrado cada vez que es permitido el asistir a los malls y no a las playas, al cine y no a nuestros cerros. Y es que los chilenos ya se cansaron de este padre que ha estado ausente por años, venga a intentar a hacerse presente, y que este no logre cumplir de manera óptima.

Este padre que nos dio el apellido de “chilenos”, pero que nunca se preocupó de nuestro bienestar socio-emocional, de las condiciones mínimas de habitabilidad con las que contábamos, de nuestro acceso a la educación, de las listas de espera en salud, de las pensiones, de la salud en general, y así en muchas áreas.

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