Primer Acto: “Se mata a la perra se acaba la leva”

Segundo Acto: “Es una señorita que alega y que moviliza a medio país porque tiene una cara media endemoniada, entre que es bonita y media inteligente”

Tercer Acto: “Camila Vallejo no quiso mover la colita”

¿Cómo se llama la obra? ¿Se acuerda del juego aquél? Ése que cuando éramos más chicos y chicas nos sentábamos en la plaza a realizar, la idea siempre era ir construyendo la obra, concepto o imaginario que estaba detrás de estos actos y al final adivinar como se llamaba.

Y claro, como ya crecimos y aprendimos que la vida no es un juego, sino que cada acto tiene inserto una  responsabilidad social y política de quienes los ejecutan, y por cierto una intencionalidad, nos preguntamos ¿Qué hay detrás de cada uno de los actos de la derecha chilena? ¿Qué representa Camila Vallejo que se transforma en depositaría de estos actos?

Algo debe producirles la Presidenta de la FECH, a ex militares travestidos de civiles en cargos de representación popular, como el Alcalde Labbé. Representantes de la cultura del Gobierno del Presidente Piñera, como Tatiana Acuña, y a un medio de comunicación como Las Ultimas Noticias, cuyo dueño es uno de los responsables del Golpe Militar tengan la necesidad de hablar de ella, incitar a su muerte, relegarla al infierno, (pobre de au alma) y al imaginario de mujer objeto que no lidera por su inteligencia sino por su belleza.

Creemos que Camila no sólo representa -como ella misma dice- una excepcionalidad a las condiciones de discriminación que viven las mujeres chilenas y que ella desea poner en la agenda pública y transformar. Busca, además, hacer carne “la responsabilidad ética de hacer política, porque la administración del poder por los poderosos de siempre nos obliga a entrometernos en sus asuntos, porque estos asuntos son también nuestros asuntos y porque no podemos dejar que unos pocos privilegiados sean quienes eternamente definan las medidas y contornos que debe tener nuestra patria, ajustándola siempre a sus pequeños intereses” Tal como lo planteó en su discurso de asunción a la Presidencia de la FECH.

Vallejo representa un proyecto político que busca retornar la política al centro de la construcción de nuestra sociedad.  Un proyecto político que no legitima la Constitución impuesta a sangre y fusil en plena dictadura militar y recauchada “en la medida de lo posible”, posteriormente.  Representa a todo un país que se ha volcado a las calles para decir que el modelo educacional en Chile no sólo no permite la igualdad entre ricos y pobres, hombres y mujeres, si no que produce y reproduce esa  desigualdad y subordinación.

En definitiva representa a todas y todos quienes decimos a la clase política ensimismada, que anda con la calculadora en el bolsillo para ver si son o no posibles reformas que garanticen más derechos a las y los habitantes este país: que la Soberanía reside en el Pueblo y que el poder está en la ciudadanía organizada.  En los hombres y mujeres que volvieron a marchar después de 20 años de letargo, a aquellas y aquellos que salieron por primera vez y quienes no han parado durante estos meses de reunirse en asambleas, foros, seminarios, para pensar otro "Chile Posible".

Camila Vallejo amenaza con su liderazgo al machismo y al modelo económico y político de hoy, dos sistemas que la derecha política y económica custodió años atrás por medio de la muerte, la represión y el olvido.  Y que hoy lo sigue haciendo a través del brutal endeudamiento de la población y la desinformación de la que somos objeto día a día por el duopolio de la prensa escrita y televisiva.

Si tuviéramos que volver a jugar como cuando infantes sentados en la plaza al “¿Cómo se llama la Obra?” nosotr@s sabemos la respuesta…..pero ¿cómo la llamarías tú?  

Cristian Cuevas Zamorano, Natalia Flores González y Tatiana Hernández Comandini, 

Observatorio de Género y Equidad