“Yo empecé desde muy abajo. Tenía un sitio grande y resulta que la gente me preguntaba si podía arrendar y yo tuve una visión ahí. Aquí está la está la oportunidad de arrendar, no tenía cómo pero de a poco pude y compré unas cabañitas hechas y resulta que empecé a ampliar. Ahora tengo 6 cabañas con distintas capacidades. Y ahora, le agregué una piscina porque con el terremoto yo pensé que la gente no querría ir a la playa y le puse piscina. Le puse un nuevo look.

No me fue excelente pero tampoco me puedo quejar, con la gracia de Dios, con harto esfuerzo hemos salido adelante porque trabajo con mi marido, con mis hijos. Porque antes del terremoto uno tenía empleados y se podía pagarles pero ahora se hace complicado.

Ahora tengo proyectado  que quiero instalar una cocinería porque tengo cabañas, tengo negocios y me falta la comida”.

¿Y usted pidió algún crédito para financiarse?

 Con financiamientos propios y también presenté un proyecto a Sercotec, también recibí el bono de reconstrucción que dieron después del terremoto. Eso es lo que he recibido. El resto han sido aportes propios.

¿Qué mensaje puede transmitirle a las otras microempresarias de la región?

Que se atrevan, que una puede, pero todo va de la mano con la perseverancia y la constancia que una tenga. Hay que ser optimista pero no pesimista. Cuando uno tiene una idea hay que analizar los pros y los contras. Pero hay que empezar siendo optimista. Pensar en que nos va a ir bien, no decaernos. Mientras más obstáculos tenga la vida, más fuerte se hace uno y más grande se hace uno."