Que en Chile no tengamos inflación -alza sostenida de precios- ciertamente es una muy buena noticia. Una excelente condición para un sano crecimiento económico del país, desarrollo de la actividad empresarial y mantener el poder adquisitivo del dinero de las personas y parecemos acostumbrados a ella y hoy nos parece algo natural y es válido recordar que no siempre fue así. 

La diferencia entre la tasa de inflación del mes de febrero pasado (+0,1) y alguna de las estimaciones (+0,3)
por los expertos no debiera sorprender, sobre la base que éstas se hicieron hace algún tiempo.

Una estimación sobre el valor de un hecho futuro debe considerarse como un número posible entre muchos otros y, por lo tanto, el 0,3 no podía darse por cierto.

Como consultores hemos trabajado por más de 41 años en temas de futuro y esta experiencia nos ha llevado a proponer, en repetidas oportunidades, que para expresar situaciones futuras, en cuestiones que por su naturaleza pueden tener muchos valores posibles es mejor indagar, con los métodos de anticipación que se empleen, el rango de posible resultados futuros y si hay razones suficientes anticipar uno o más valores que en opinión de él o los expertos tienen las mayores probabilidades de ocurrencia. De no ser así seguiremos teniendo sorprendidos pero no sorpresas.

Finalmente, la diferencia entre 0,1 y 0,3 no es insignificante, puesto que 0,1 es un 33% de 0,3, lo que en determinados fenómenos podría tener consecuencias. Esta es una gran desviación entre realidad y lo
proyectado por quienes las hicieron o quienes creyeron en su ocurrencia. Visto así, la diferencia entre 0,3 y 0,1 es nada menos que del 200%.

Por eso, proponer números ciertos para  hechos futuros, como los que se tratan en esta nota no parece ser una forma adecuada, especialmente para los procesos de decisión a los que estas equivocaciones inducen, con millones de ganancias o pérdidas de valor para las empresas y personas.

Estimar el futuro IPC es una asignatura todavía pendiente al iniciarse marzo.