Al pensar en innovación, automáticamente se viene a la cabeza un gran descubrimiento científico. O bien un avance tecnológico revolucionario. Sin embargo, su rol en la reconstrucción puede ir a algo mucho más básico, pero que es clave.
La importancia del capital social fue el tema que se desarrolló en el foro "Innovación para la reconstrucción", desarrollado este jueves.
Cómo aprovechar la oportunidad que genera una catástrofe para que lo que se levente nuevamente sea mucho mejor que lo que ya existía, pero con la participación de todos los interesados.
Y eso es lo que se está haciendo en Constitución. Un proyecto liderado por la principal empresa de la zona, la maderera Arauco, busca crear un Plan Maestro de reconstrucción, pero que va más allá de la emergencia.
A través de encuestas o recibiendo directamente las recomendaciones de los vecinos, se coordina el diseño junto al resto de los participantes: el Ministerio de Vivienda, el Municipio, la oficina de urbanismo británica Arup, la oficina de arquitectura Elemental, Fundación Chile y la Universidad de Talca.
La inclusión de la ciudadanía no solo legitima y facilita la ejecución del nuevo proyecto. Además, permite ser más eficientes en el foco de las soluciones.
Innovación aplicada a la gestión que podría servir como modelo para otros casos que tendrán la misma tarea. Levantarse, pero esta vez de construyendo algo mucho mejor.
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