3 aspectos que conviene destacar, no con el ánimo de culpar o criticar, sino para reflexionar y para aprender. Lo urgente es salir adelante. ¡Y sin duda que lo vamos a hacer!
1) Cualquier persona sabe, especialmente si ha vivido acá en Chile, que lo de la madrugada del sábado era un tremendo terremoto. No hay que ser muy “experto” para dar una orden organizada de evacuación ante un eventual tsunami en todas las localidades costeras. Los bomberos y autoridades de cada lugar pueden hacerlo sin esperar instrucción alguna. Incluso por precaución. De hecho, en algunos lados lo hicieron, sin esperar aviso alguno, lo que evitó mayores muertes.
Acá hubo confusión, pero sobre todo, no se siguió el protocolo que señala para estos casos el SHOA (Servicio Hidrográfico de la Armada): “cuando se da un movimiento telúrico en que es difícil permanecer de pié, el maremoto en localidades costeras es altamente probable y debe evacuarse la población hasta zonas de al menos 35 metros de altura respecto al nivel del mar”. Las víctimas por efecto del maremoto, podrían haber sido evitadas. Falta evaluar, en su momento, cuántos muertos fueron producto del tsunami y cuantos del terremoto propiamente tal.
2) Nuestro gobierno rechazó en primera instancia la ayuda internacional, a fin de “evaluar” lo que ocurría. Yo me decía ¿qué quieren evaluar? Si esto es una tragedia: aún no sabía lo que pasaba en el sur, pero me bastó con lo que se movió mi departamento en el piso 13.
Nuestra presidenta ha sido muy valerosa y de gran temple. Al rechazar la ayuda internacional, lo hizo por solidaridad, pensando en no distraer recursos desde Haití… Pero creo que no era el caso, dado que Haití actualmente debería estar en fase de “construcción”. Este tipo de ayuda es al momento de la catástrofe…. Fue un error.
3) En este tipo de circunstancias es cuando se muestran las bajezas y las grandezas humanas. El pillaje desatado y la falta de compasión y solidaridad que representa, fue una de las grandes vergüenzas que debemos asumir. Esto sin duda tiene relación a situaciones sociales y valóricas, a deficiencias graves vinculadas a la educación y a la formación cívica y ética de nuestros jóvenes que en algún momento habrá que evaluar. Pero junto a ello, hemos visto muestras de apoyo y solidaridad entre vecinos dignas de destacar.
En la TV se mostraba gente que ha compartido lo poco que tiene con sus vecinos; se han ayudado en los momentos de aflicción, y en Dichato un paramédico que sufrió la pérdida de su esposa e hija, está atendiendo la necesidad de la gente, casi sin recursos, a pesar de su enorme carga emocional. Así somos los seres humanos: tremendamente contradictorios.
Sólo nos queda aprender y salir adelante como país. No es el momento de buscar culpables, sino de unirnos en la tarea de reconstrucción. Sin duda que sabremos salir delante de esta tragedia.