En la plaza de la Universidad de Bucarest todo los días los estudiantes pasan al lado de los monumentos a la revolución que protagonizaron sus padres.

Y en cada esquina hay graffitis que hablan de los sangrientos enfrentamientos en el mundo, los de antes y los de ahora.

Una rumana, Alexandra Stamate, expresa que "yo no sé cómo eran las cosas antes, pero creo que hay un montón de cambios".

Sin embargo, Adriana Neagoe manifiesta que "nadie se preocupa por la gente y a los que sí les importa no pueden hacer nada al respecto. Aunque sean el presidente, el primer ministro o lo que sea. Ellos no pueden hacer nada si no tienen ayuda. Y no la tenemos".
Pero la lucha para los rumanos continúa, ansían los cambios que no se han cumplido - y esperan un futuro mejor y más estable.
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