Editorial: La Presidenta Bachelet y Buda

24 Diciembre 2009
Salvarse sola o salvarse con todos. Un dilema que el Budismo planteó, resuelto por la presidenta Bachelet. Por Robinson Esparza
Robinson Esparza E >
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En el Budismo (que me perdonen los budistas, soy un neófito en esta materia) se usan dos expresiones para entender los caminos de la salvación: el pequeño vehículo y el gran vehículo.
El pequeño vehículo (Hinayana) tiene que ver con las disciplinas que conforman un camino para salvación individual y muchas veces se le asocia a la vida monástica, de los monjes budistas.
El gran vehículo (Mahayana) tiene que ver con la salvación colectiva que incluye a todos los seres sensibles a través de la práctica activa de la bondad.
Dicho desde una mente occidental no entrenada, es la diferencia entre salvarse solo y salvarse con todos. Estas enseñanzas me hacen pensar en la Presidenta Bachelet y en cómo ella optó, con sabiduría, pero con consecuencias insospechadas, por el pequeño vehículo.
Desde el comienzo de su mandato y luego de una serie de intentos fallidos de introducir cambios en el modo de hacer política, en lo que se dio en llamar "Gobierno Ciudadano" y de rebeliones concertacionistas, ella definió que la salvación era individual. A lo más, tenía que ver con su gobierno, ese monasterio llamado La Moneda, y por el que tanto trabajó, que duda cabe, con mucha disciplina para que su gobierno tuviera un buen lugar en la historia y fuera bien evaluado por la ciudadanía. Algo que haciendo memoria se veía difícil en los primeros meses de su Gobierno.
El gran vehículo habría sido que ella hubiese querido también “salvar” a la Concertación, convirtiéndose en la gran líder que reformula su coalición y la prepara para gobernar el país del futuro. Si ella conocía como salvar su gobierno, uno pudiera pensar que tenía en sus prácticas, bien valoradas por la ciudadanía, el código genético de los cambios necesarios para reformular la Concertación. En su sangre estaba la vacuna.
Esto fue patente en la recién pasada campaña electoral donde su nombre fue bien valorado por casi todas la candidaturas e invocado como mantra de salvación para el candidato Frei. Sin embargo, ella definió ya su curso, y como informa la prensa este fin de semana, definió también no realizar maniobras apresuradas ni de última hora para el salvataje de su coalición. Cada uno debe asumir su karma con serenidad, pareciera ser su budista actitud.
Actitudes Budista
Ciertamente es difícil culparla de asumir el pequeño vehículo. Recordemos que ella surgió como liderazgo en medio de las críticas porque "no daba el ancho" y del escepticismo de los líderes de los partidos. Incluso en su primer año de gobierno, la Concertación trató de hacerla ver como alguien que sólo podría gobernar llevando el amén de los partidos y, por cierto, mostrando la nula voluntad de éstos para introducir cambios profundos en el ecosistema político.
Por lo mismo presenciamos un gobierno casi autónomo de su coalición. Una Concertación que es casi una espectadora del buen gobierno de Bachelet, que aplaude y posa junto a ella en las fotos, pero que salvo raras ocasiones, fue motor de algún cambio o de algunas de las medidas que la Presidenta impulsó. Dicho de otra forma, jugaron de comparsa casi todo el tiempo, como si temieran que viniese una mala pasada y así estar aún a tiempo para sacar sus fichas.
Los resultados hoy están a la vista: La Presidenta raya el 80% de aprobación y el candidato Frei y ex presidente tiene dificultades para superar el 35%.
“Salvarse sola” era una de las opciones. Ella la escogió y nadie puede culparla por eso. Porque los partidos no estaban disponibles para ser "salvados", para convertirse. Pero como todas las opciones, tiene costos y ella verá también como, de no mediar un milagro, teniendo ella uno de los mayores rankings de aprobación de la historia, tendrá que entregarle la banda a su sucesor de oposición.