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Con una inversión de $30.500 millones, el estadio Ester Roa alcanzó a llegar a tiempo para la Copa América, y será una de las sedes con más partidos para el próximo Mundial Sub 17, con diez encuentros. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es qué pasará con el recinto tras esta competencia.

Según un reportaje publicado por El Ciudadano, los costos de mantención serán asumidos por el municipio pero de acuerdo a lo que se proyecta, ningún equipo local, entre Universidad de Concepción, Deportes Concepción o incluso Arturo Fernández Vial, que lo ocupaban constantemente antes de su remodelación, optará por ejercer la localía ahí. Tampoco se habla de subsidios desde el gobierno comunal. El mejor estadio de Chile estará vacío, sin fútbol ni espectáculo.

Álvaro Ortiz, alcalde de Concepción, aseguró en el mismo medio que falta ultimar algunos detalles para saber qué ocurrirá con el Ester Roa, “todavía no están las cifras de cuánto costará el arriendo, en paralelo estamos trabajando en una Corporación deportiva que, entre otras cosas, se hará cargo de la administración del estadio”, dijo una vez terminada la Copa América. Y advierte que “cada actividad que se realizará acá ayudará a financiar el estadio, hablar de elefante blanco me recuerda cuando se decía que no se iba a poder inaugurar el recinto, hay que ser más positivo como ciudad”, concluyó.

Pero desde el club del campanil -viajarán a Yumbel a continuar jugando como locales- ni en la tienda “lila” contemplan pelear por ocuparlo. Adolfo Sabando, presidente del cuadro lila, criticó la actitud que ha tenido el municipio y confirmó que utilizarán el estadio El Morro de Talcahuano para la primera parte de la temporada. “Vamos a jugar en un estadio recién refaccionado, el alcalde nos acogió de muy buena manera y a pesar de no estar terminado podremos desarrollar la actividad. Allí pretendemos hacernos fuertes como local ahí”, señaló.

Alta inversión

Los más de $30 mil millones que se le pagaron a la empresa Claro y Vicuña fueron una medida de emergencia y casi desesperada para que el recinto penquista no perdiera su lugar en la Copa América. De hecho, esta misma empresa había licitado en los dos primeros procesos por $18 mil millones primero y luego por $21 mil millones, y al final se le terminaron pagando nueve mil millones más para que alcanzara a realizar las obras en casi ocho meses.