Norteamericanos quieren quedarse con el sur Chileno y Argentino

10 Abril 2011

¿Qué existe bajo estas ansias de acumular tanta cantidad de tierras?. Por José Martínez F.

José Martínez F... >
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Tompkins tiene, a lo menos, 550.000 héctareas en el sur de Chile. En Argentina posee, a lo menos, 230.000 héctareas. Casi un millón de héctareas en ambos países. ¿Quién permitió que él se hiciera de tanta tierra siendo un extranjero? El peligro que encierra para Chile y nuestros vecinos es evidente. Hay que expropiar sus tierras.
 
Es increíble como Douglas Tompkins, un millonario norteamericano, se apropió del sur chileno (y teniendo sólo visa de turista) y del sur argentino pagando una miseria por enormes paños de tierra.
 
En Chile tiene más de medio millón de héctareas. En Argentina más de doscientas mil.
 
¿Qué existe bajo estas ansias de acumular tanta cantidad de tierras?
 
Es obvio que siendo territorios tan vastos allí tienen que existir minerales, además que hay grandes recursos hídricos.
 
Los norteamericanos necesitan de ambos.
 
Siendo el propietario de esas tierras uno de sus ciudadanos, pueden hacer valer sus derechos sobre las mismas, las que fueron obtenidas a través del tráfico de políticos corruptos.
 
En caso de conflictos, ya sabemos lo que hacen los estaunidenses. No dialogan. Su única conversación son los ataques armados. Sabemos ahora el caso de Libia.
 
En el caso de Chile pueden aducir -en el largo plazo- que los herederos de Tompkins son los propietarios de tan vastos territorios y, como tales, pueden hacer en ellas lo que se les plazca. 
 
A los ultradefensores de este empresario (Guido Girardi, entre ellos) hay que preguntarles qué piensan de los riesgos que un norteamericano sea dueño de una importante parte de Chile.
 
En este gobierno no se puede pensar que pueda haber un interés frente a ese caso, si el mismo Piñera tiene en Chiloé cerca de 300.000 héctareas.
 
Sin embargo debe ser la ciudadanía chilena la que debe velar por los intereses de su país y plantear un sistema de expropiación de esas tierras; al igual que las de Piñera, cuyos dueños originarios, los indígenes, fueron atropellados en sus derechos, aunque el empresario-Presidente hiciera allí una inversión. Inversión que no está a la altura del real valor de esas tierras. Pagó mucho menos.
Si usted mira el mapa de Chile fíjese cómo lo dejó Tompkins. Partió el país. El señor se niega a que por ellas pasen carreteras, por ejemplo. 
 
Es obvio que el afán "verde" del norteamericano no es más que una triquiñuela. Quizá nuestros nietos vean cómo Estados Unidos entran en las enormes cantidades de tierras que fueron apropiadas por uno de los suyos y para hacerse de lo que consideran es de ellos.
 
Allí puede sacar mucha materia prima para sus proyectos científicos y otros. Además de hacerse de los enormes recursos hídricos que allí radican.
 
Es hora de que los que dirigen Chile vayan viendo la manera de expropiar las tierras de este gringo y, cosa utópica, hacer lo mismo con las tierras de Piñera.
 
Argentina también tiene que poner ojo en las tierras que Tompkins compró allá. Este señor pareciera ser, al fin de cuentas, sólo un palo blanco de los gobiernos de Estados Unidos.
 
De allí que muchos piensen que -en un tiempo lejano- los norteamericanos intenten apropiarse del sur chileno y argentino.
Foto:flickr.com