No es el Caleuche ni el Holandés Errante, pero ningún puerto lo quiere recibir. Hablamos del barco salmonero Seikongen, el cual fue hundido en Chiloé, cerca de Chonchi, con una carga equivalente a 200 toneladas de salmones y 67 mil litros de petróleo.

El buque posteriormente fue reflotado, y mantiene su carga de salmones podridos, la cual fue calificada como una “bomba de tiempo” por los expertos y alcaldes de la Región de Biobío ante el inminente desembarco de la nave en nuestras costas. Dado que esta carga genera emanaciones de ácido sulfhídrico, compuesto químico altamente tóxico y nocivo para las personas y el medio ambiente.

Finalmente, su recale en el puerto de Talcahuano, que estaba programado para este domingo, fue impedido por la Corte de Apelaciones de Concepción. Esto fue conseguido gracias al recurso de protección interpuesto por el alcalde de Talcahuano, Henry Campos.

“En términos simples, el buque Seikongen que carga salmones podridos no podrá recalar en Talcahuano mientras no se resuelva el recurso de protección en beneficio de los vecinos”, aseveró el jefe comunal en su cuenta de Instagram.

SU destino final en la bahía de Talcahuano era el relleno sanitario e industrial Hidronor Copiulemu, ubicado en la comuna de Florida, a 40 kilómetros del desembarcadero. Pero el alcalde Florida, Jorge Roa, argumentó a La Tercera que dicho relleno no tiene los permisos para depositar los residuos peligrosos.