[Opinión] La Nueva Región de Ñuble y su primer Consejo Regional

[Opinión] La Nueva Región de Ñuble y su primer Consejo Regional

18 Junio 2017

Que gran oportunidad y que gran necesidad, que la nueva región surja al amparo de un consejo regional que privilegie las visiones estratégicas, por sobre la sumatoria de iniciativas puntuales.

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Antonio Arriagada Vallejos

Vicepresidente de Visión Ciudadana, Ex Consejero Regional

La agenda descentralizadora y la inminente creación de la nueva Región del Ñuble, son una magnífica oportunidad para revalidar y actualizar el papel de los Consejos Regionales.

Creados con gran visión de futuro en las postrimerías del gobierno del presidente Aylwin, comienzan a operar con pocos recursos y sin un marco institucional suficientemente robusto. Igualmente la elección indirecta de sus miembros le resta a estos la suficiente legitimidad ciudadana. Con el correr del tiempo los presupuestos crecen sistemáticamente para ser hoy un componente significativo de la inversión regional y la elección por voto popular estrenada en el 2013 le otorga a los consejeros regionales un papel mucho más significativo.

Es por esas razones que hoy se hace necesaria una reflexión sobre el futuro de esta importante estructura regional. En general predomina entre los miembros de los consejos, lo que podría ser una natural tendencia por privilegiar una suerte de clientelismo electoral, defendiendo proyectos específicos sobre los cuales se han establecido compromisos con la ciudadanía. Lo anterior también se explica por el hecho de que, al igual que en el Congreso Nacional, no existan potestades de iniciativa propia, ya que los consejos se deben limitar a aprobar o rechazar las propuestas del ejecutivo.

El Fondo Nacional de Desarrollo Regional se debería considerar no como un suplemento de los presupuestos sectoriales, como con frecuencia sucede hoy, sino como recursos iniciadores de la perspectiva de desarrollo que cada Región determine. En general deberían primar no sólo proyectos de fierro y cemento, sino programas que le den el sello al desarrollo de cada región.

Un ejemplo de lo anterior se dio en el periodo 2000-2006 en la Región del Biobio, que sobre la base de un trabajo mancomunado entre el ejecutivo y el consejo regional, se implementaron programas que le dieron una impronta propia a la región y que en algunos casos fueron replicados en el resto del país. Se pueden citar: la creación de Innova Biobio, el modelo de gestión territorial, la Agencia de promoción de Inversiones, que entre otros promovió la planta de Inulina de Pemuco, la identificación y promoción del centro de inspección de frutas de Cabrero, recién inaugurada, el Centro de Certificación de Alimentos de la U del Biobio en Chillan, y varios otros ejemplos.

Otro instrumento que debe ser potenciado por los Consejos Regionales lo constituyen los Convenios de Programación, como alianzas entre la Región y los ministerios para sumar recursos plurianuales, para direccionar las opciones de desarrollo definidas en cada región.

Que gran oportunidad y que gran necesidad, que la nueva región surja al amparo de un consejo regional que privilegie las visiones estratégicas, por sobre la sumatoria de iniciativas puntuales, que siendo necesaria, no le dan la coherencia suficiente para liderar el desarrollo regional. El desafío del primer CORE de Ñuble será, sin duda, la orientación estratégica con que se trabajara. Una de las tareas fundamentales a abordar es la elaboración y aprobación de la “Estrategia de Desarrollo Regional”, donde se deberán dejar establecido, no solo en que se gastaran las platas regionales, sin el sentido estratégico de ese gasto, así como también las prioridades y las políticas públicas regionales que se impulsaran desde el gobierno regional. Desde nuestra perspectiva, estas deben permitir que el progreso y bienestar lleguen a todas las familias no importando el lugar donde vivan. De aquí la gran importancia que reviste esta instancia para una naciente región como es Ñuble.