Opinión: Apuntes sobre la salida de Daniel Fernández de Hidroaysén

Opinión: Apuntes sobre la salida de Daniel Fernández de Hidroaysén

20 Octubre 2014

Las organizaciones ayseninas nunca se sintieron representadas por esa forma de hacer de nuestros supuestos defensores, que más que nada tuvieron una mirada internacional y nunca entendieron cabalmente la significancia de la cuenca del Baker y su proyecto de desarrollo. 

Andrés Gillmore >
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Daniel Fernández Vice Pdte Ejecutivo de HidroAysén dejó su cargo en la transnacional y no hay duda que desde el punto de vista que se mire su gestión desde afuera o desde adentro, dejo mucho que desear, demostrando que manejar un proyecto de alto impacto ecológico y social definitivamente no era lo suyo, que a pesar de toda la experiencia adquirida en el Metro de Santiago y en TVN que lo catapultaron al cargo no le bastó para tener un manejo adecuado de la situación.

Sus equipos de trabajo siempre estuvieron al debe y se caracterizaron por una falta de conocimiento de la realidad social de la región, equivocaron el trato que se debe tener con la comunidad, sobre todo, al incorporar a gente en el equipo de comunicaciones que más que ayudar destruyó aun más la imagen de la transnacional, por su falta de ética al ejercer como periodista y llevar adelante una estrategia comunicacional absurda, donde solo se preocupó de inventar situaciones y hablar mal de sus contrarios en un programa radial semanal, desperfilando el objetivo final.

Si tuviéramos que hacer una evaluación de como se proyectó la intención de la transnacional en Aysén, podríamos escribir una tesis doctoral que explicarían los increíbles desaciertos cometidos a pesar de los grandes recursos con los que cuenta la transnacional. Si me pidieran resumir la gestión de Daniel Fernández en una sola frase, indudablemente seria  “variable social”; su equipo no supo comprender el formato cultural de Aysén, el poder social de la región y lo que representa territorialmente la cuenca del Baker como Reserva de Vida a nivel planetario.    

Recuerdo perfectamente cuando HidroAysén llego a Aysén en el año 2006, sus equipos de trabajo avasallaban la cuenca del Baker, creían a ciencia cierta que su verdad y su proyecto salvaría Aysén del ostracismo y del sub desarrollo. Era común ver sus camionetas circular a gran velocidad por la carretera sin el logotipo identificatorio que manda la ley y sin ningún respeto por el prójimo o por la vida humana, con el inminente riesgo de accidente y hubo unos cuantos. Eran en si mismo la demostración del autoritarismo y del centralismo de siempre y lo que se nos vendría si lograban su objetivo. Los que iban al interior de las camionetas no respetaban cercos o tranqueras, entraban en los predios sin consulta previa de los dueños para hacer sus prospecciones, como si fueran los dueños y señores de todo. Su helicóptero circulaba a baja altura y aterrizaba sin permiso en los predios, con un proceder alejado del comportamiento que acostumbramos en Aysén.

Con el decorrer de los meses Daniel Fernández al sentirse más seguro, optó por hacer vida pública en Aysén y para ello financió debates públicos de común acuerdo con el gobierno regional de ese entonces (Concertación) para tener tribuna. En esos debates demostró tener una total falta de comprensión de como funcionaba la región culturalmente; ha modo de broma decíamos que en HidroAysén había un infiltrado de Patagonia Sin Represas asesorándolo; no podíamos creer que el representante de una transnacional tan poderosa, tuviese tan poco tino y dijera públicamente frases como: “Aysén no se merece ser el patio trasero de Chile” “Aysén debe tener el mismo desarrollo de Santiago”, “Somos la puerta del desarrollo” “HidroAysén es desarrollo y trabajo para todos”, frases que complicaron su gestión y su imagen, ya que en Aysén lo que menos queremos ser es algo parecido a Santiago.

De manera equivocada y fuera de contexto, estratégicamente optó por no reconocer la actividad turística, muy especialmente la que se desarrollaba en la Cuenca del Baker, donde quería construir sus 5 represas. Actividad que cuenta con una importante matriz de desarrollo, que sustenta a muchas familias y numerosos emprendedores, fácilmente constatable con los más de 90 proyectos turísticos funcionando en la Cuenca del Baker a orillas de sus ríos y lagos y como las 11 localidades de la cuenca del Baker, desde Villa Cerro Castillo a Caleta Tortel, proyectan su presente-futuro en esta actividad, sustentado con una importante inversión privada y estatal de varias decenas de millones de dólares, solo para no tener que verse en la obligación en caso de lograr su objetivo de tener que pagar posibles indemnizaciones a los empresarios turísticos.

Cuando HidroAysén presento en forma oficial su Estudio de Impacto Ambiental (E.I.A.) al gobierno y lo hizo público, por mi cargo en la Corporación Costa Carrera (Agrupación de Empresarios Turísticos de la Cuenca del Baker) de secretario y vocero de la organización, se me invitó a formar parte de la comisión revisora por Patagonia Sin Represas en Aysén, en los temas referentes a turismo y sociedad. Lo que encontré en las 10.300 paginas del E.I.A. no fue precisamente lo que uno espera de una transnacional que dice ser tan seria y profesional; no había nada de lo que uno debe de encontrar en un E.I.A. sobre las implicancias para el medio social y natural del proyecto ante la posible intervención y las posibles soluciones. Lo que había era una extensa relación muy detallista con diversos planos y proyecciones de puertos, carreteras, aeródromos y caminos rurales de la Cuenca del Baker y sus pueblos; con un maravilloso estudio final sobre la colonización de Cochrane a principios del siglo pasado.

Estratégicamente Daniel Fernández cometió un craso error, al optar por omitir las implicancias negativas del proyecto en el medio ambiente y en las comunidades. Pretendió llenar los espacios vacíos atraves del lobby y de común acuerdo con el gobierno de Sebastián Piñera lograron que fuese aprobado el E.I.A. de manera fraudulenta y poco ética, guarnecidos en los Seremis de Aysén que lo tuvieron que avalar, al no quedarles otra alternativa de perder sus trabajos en caso de no actuar como se les decia.

Daniel Fernández cometió el clásico error que todo ingeniero comete en Chile, mirar en menos el factor social y cultural, creyendo que todo se resolvería técnicamente, con sus contactos políticos y con dólares sobre la mesa. En ese entonces se sentía tan seguro de sus relaciones y de las promesas recibidas por el gobierno de la Alianza, que no dudaba en malversar la realidad en sus presentaciones públicas con su famoso Power Point y eso a fin de cuentas en el mundo de hoy no puede llevar a nada bueno.

La presentación que más me impresiono de Daniel Fernández al exponer el proyecto, era la que en teoría tenia el público más selecto, ilustrado y preparado de Chile; la que realizo en la Logia Masónica de Santiago, en la sede de calle Marcoleta al cual fui invitado. Fernández no dudo en hacer uso de la dialéctica para decir cosas indebidas y fuera de propósito, escucharlo era un chiste y no había duda que esto no podía seguir así, era demasiada la irreverencia y la osadía. “No tuvo reparos de utilizar en su presentación un gran mapa en blanco de las regiones de Aysén y Magallanes, como si fueran una sola región, con un puntito rojo diminuto mostrando lo que seria el proyecto y las 5 represas y las supuestas 5.990 hectáreas que inundaría el proyecto. Ante un público expectante que lo admiraba en ese entonces como el prototipo del profesional exitoso, que le gano a la vida al venir de un liceo de Talca; discurso como se desarrollaría el proyecto interviniendo los ríos Baker y Pascua sin dañar el medio ambiente y sus comunidades. Con una actitud muy teatral se comprometió ante todos los presentes, que bajo ningún concepto a riesgo de no llevar adelante el proyecto si así lo ameritase la intención, que no tocaría el Parque Nacional Torres del Paine; que todos podían estar seguros que este monumento nacional de la naturaleza no sufrirá ninguna consecuencia, porque ante todo respetaban el medio ambiente”. Torres del Paine esta en Magallanes, no en Aysén, a varias centenas de kilómetros de distancia, con un tramo tormentoso de mar de por medio y por increíble que pueda parecer hoy, fue aclamado de pie por la concurrencia de profesionales que atestaban el anfiteatro de la Logia Masónica esa tarde noche de otoño. 

En Aysén estamos más que contentos y muy aliviados con los grotescos errores que cometió el señor Fernández en su administración, porque a fin de cuentas nos permitió aliviar la carga, defender nuestra verdad y emparejar la cancha como se dice, ante una disputa que desde sus inicios fue muy desigual, cuando pocos daban crédito que el proyecto no se realizase.

Las organizaciones de norte a sur de Aysén que dimos la verdadera batalla y vivimos en carne propia lo que significaba la sobre exposición al dar la cara ante un país que le costo entender que HidroAysén era un absurdo y que en ese entonces nos veían como parias anti sistémicos; deben entender que nunca recibimos financiación alguna por parte de nadie para defender nuestra región. Si algo llego desde el extranjero a través del señor Douglas Tompkins y sus contactos en Estados Unidos, nunca llego a las organizaciones ciudadanas de Aysén, todo quedaba en Santiago y fue repartido entre las diferentes ONGs que decían representarnos.

Las organizaciones ayseninas nunca se sintieron representadas por esa forma de hacer de nuestros supuestos defensores, que más que nada tuvieron una mirada internacional y nunca entendieron cabalmente la significancia de la cuenca del Baker y su proyecto de desarrollo, sustentado en el turismo de intereses especiales y lo sintetizo en la siguiente frase con que cierro este artículo. “Aysén es mucho más que bosques y ríos; es una manera de vivir y de relacionarse socialmente con la naturaleza, proyectando el presente hacia un futuro consecuente y sustentable. El que no lo quiera ver o no sepa comprenderlo, es porque no conoce Aysén”.