Las tareas que dejó pendiente la Comisión Investigadora de la Reconstrucción

10 Junio 2011

El pasado martes 7 se realizó la penúltima sesión de la Comisión Investigadora sobre Seguimiento de la Reconstrucción Nacional de la Cámara Baja. En la oportunidad, escuchamos los planteamientos de representantes de cuatro de los edificios de Concepción colapsados por el 27F.

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El pasado martes 7 se realizó la penúltima sesión de la Comisión Investigadora sobre Seguimiento de la Reconstrucción Nacional de la Cámara Baja. En la oportunidad, escuchamos los planteamientos de representantes de cuatro de los edificios de Concepción que colapsaron a raíz del terremoto del 27 de febrero de 2010.

La principal queja de los afectados fue la tremenda indefensión en que quedaron, ya que por tratarse de personas pertenecientes a la clase media prácticamente no han tenido apoyo de parte los organismos públicos y si han conseguido algo, ha sido por sus propios esfuerzos.

La Comisión Investigadora de la Reconstrucción se constituyó el 3 de agosto de 2010 con el fin de analizar los avances del proceso a través de la visión de distintos actores involucrados. Durante su periodo de trabajo, se convocó a 33 sesiones de las cuales 3 fracasaron por falta de quórum.  En primera instancia, la labor del grupo terminaba el 12 de noviembre de 2010, pero como aún faltaban antecedentes por conocer, se prorrogó su funcionamiento hasta el 2 de marzo de este año, fecha en la que nuevamente acordamos extender su tarea hasta el 18 de junio.

En los primeros meses del mandato de la Comisión escuchamos básicamente a autoridades de distintos ministerios y reparticiones que nos entregaron detalles de lo realizado en materia de reconstrucción y lo que estaba pendiente. Recién en abril de este año, los integrantes de la Comisión pudimos escuchar la voz de los afectados. Así, concurrieron representantes de campamentos de damnificados ( aldeas para el gobierno) de Tomé, Dichato, Coronel, Penco, Talcahuano, Hualpén, Lota y la provincia de Arauco. También participaron algunas autoridades comunales.

Hubo entonces un compromiso de constituirnos en terreno para poder constatar allí lo que habíamos escuchado en las distintas exposiciones que se hicieron en el Congreso. Lamentablemente esa misión quedó pendiente, pues el mandato de la Comisión termina este 18 de junio y no hubo acuerdo para extenderlo.

 

Creemos que era importante habernos desplazado a algunos de los lugares más afectados por el terremoto y maremoto de hace más de un año, porque no es lo mismo escuchar relatos y testimonios entre cuatro paredes que conocer y ver directamente esa realidad. Sin embargo, esperamos que en un plazo de seis meses más, este grupo investigador pueda volver a constituirse para entonces cumplir este compromiso que quedó pendiente.

Lo cierto es que ahora viene la elaboración del informe final, donde ordenaremos todos los antecedentes recibidos y recogidos en el transcurso de este tiempo, para arribar a algunas conclusiones y, sobre todo, enunciar algunas propuestas y observaciones sobre los avances y falencias del proceso de reconstrucción.

Pero ya hay algunas consideraciones que se pueden adelantar, por ejemplo, que queda claro que hubo lentitud y burocracia de parte de los organismos públicos involucrados lo cual entorpeció el proceso y frenó muchas de las acciones que era necesario emprender para enfrentar la emergencia y luego empezar la paulatina normalización de los distintos sectores afectados.

Asimismo se evidencian serios problemas en el ámbito privado, derivados principalmente de la demora de los bancos e instituciones aseguradoras en responder a la cancelación de los seguros y obligaciones, aún cuando los clientes hayan estado al día en sus pagos.

También se advierten problemas de coordinación entre las distintas instancias y carencia de información o poca claridad en la misma hacia los afectados, lo cual ha provocado inquietud e incertidumbre, especialmente entre quienes habitan en el borde costero.

Otro aspecto que se ha abordado muy poco es la falta de apoyo  y preocupación de parte del Estado por la salud mental de los damnificados. Este aspecto que es el menos visible, no por ello es menos importante, ya que pase al tiempo transcurrido desde la mega catástrofe que nos afectó, aún es posible detectar trastornos nerviosos y de ansiedad en adultos, niños y jóvenes de las localidades más dañadas.

Lo ideal habría sido que la Comisión se hubiese constituido con carácter de permanente pues sabemos que el proceso de reconstrucción es de largo plazo, sin embargo no hubo voluntad para ello. Así y todo y aún cuando se termine el mandato, por nuestro lado nuestro compromiso es seguir pendientes y atentos  a lo que vaya ocurriendo en los próximos meses con la reconstrucción en nuestra zona.

 

Clemira Pacheco Rivas

Diputada

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