Columna de Educación: Reencantémonos con la lectura

Durante nuestra vida hemos escuchado frases como “estás castigado, anda a tu pieza a leer” o “este alumno se va a la biblioteca”, pero ¿alguna vez nos detuvimos a pensar en el contenido de ese mensaje?, ¿en la connotación que estaban dando a la lectura y las consecuencias que eso podría tener?

En efecto, si miramos con atención lo que fue esta experiencia, que sumado a no contar con un adulto que nos acercara y encantara con la lectura, nos damos cuenta que leer muchas veces fue percibido como un castigo, una obligación poco grata y ligada a calificaciones; rara vez a placer, pues simplemente debíamos leer para cumplir con una tarea asignada.

La pregunta es ¿queremos que se repita la historia en nuestros niños?, ¿que ellos hijos sigan los mismos patrones de lejanía con la lectura? Claramente la respuesta  es no y para generar un cambio de actitud, tenemos que generar instancias de acercamiento al maravilloso mundo letrado.

Somos los adultos los llamados a reencantarlos con la magia de las letras, a permitirles viajar por mundos creados en sus mentes y permitirles volar entre las páginas de los libros.

Leamos con y para nuestros niños, invitémoslos a visitar bibliotecas comunitarias, rescatemos aquellos libros que nos acompañaron en la infancia, fomentemos en los pequeños la creación de sus propias historias, dejemos que el cielo ser amarillo y las mascotas hablen, no limitemos la imaginación de quienes aún creen en lo imposible.

Una buena forma de comenzar es darle un tiempo diario a la lectura, y disfrutemos y compartamos ese instante para informarnos, reir, soñar, viajar. Para un niño un libro puede ser un tesoro invaluable si lo asocia a un momento de cercanía con quienes los quieren,  sus emociones, si  lo identifica con algo agradable. Esos recuerdos quedarán de por vida en sus corazones.

Sandra Urra Aguila, coordinadora de carrera de Educación Diferencial de la UST Concepción