2010: El año del fracaso del periodismo chileno

2010: El año del fracaso del periodismo chileno

30 Diciembre 2010
Cuando el Pulpo Paul tiene más espacios que las huelgas de mapuches o trabajadores de FASA, o cuando un drama social como el de los mineros se torna un show, creo es un año perdido para el periodismo nacional
Equipo El Obser... >
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Este año, como nunca quizás, el periodismo chileno tuvo la oportunidad de mostrar al país de que estaba hecho. Un año marcado por tragedias que desnudaron dramas sociales que parecían escondidos por la vorágine del día a día. El terremoto y tsunami, los mineros de San José, el conflicto Mapuche, la muerte de 81 presos en la cárcel de San Miguel, por solo nombrar algunos casos.
No obstante, y si bien hay esfuerzos notables, en la suma y resta parece que el periodismo chileno, especialmente el televisivo, quedó al debe.
Pero no queremos pontificar desde la vereda del frente y apuntar con el dedo sin hacer el autoanálisis. Creo que también en este 2010 fallamos en varias ocasiones. Por falta de visión, falta de medios, poca claridad en discriminar temas que eran realmente relevantes. Existen muchos factores que podrían explicar. Hay que decirlo. También tuvimos al Pulpo Paul ocupando algún espacio, y quizás no una sino más de una vez.
Pero cuando el mentado cefalópodo tiene muchos más minutos en pantalla que la huelga de hambre mapuche o la de los trabajadores de Farmacias Ahumada, creo que está claro que para los editores de algunos medios, la realidad se transforma en una seudorealidad supeditada a criterios económicos, políticos o simplemente, de rating, sin importar la calidad u oportunidad de lo que se está informando.
Construyendo la realidad
Y este dato no es antojadizo ni lo estamos inventando. Los canales de Televisión tuvieron exigua cobertura para temas que a la larga sí demostraron ser relevantes para el país. Un caso patente es la huelga de hambre de 34 comuneros mapuches iniciada el 12 de Julio. Esta movilización no tuvo una real cobertura, especialmente en la televisión, hasta cuando la situación se estaba saliendo de control y había un real peligro para la vida de los activistas. Se planteó un requerimiento al Consejo nacional de Televisión (CNTV) para que sancionase a la televisión abierta por esta pobre cobertura, basándose en el artículo 1 inciso final de la ley 18.838, que establece el deber del CNTV de velar por el respeto al pluralismo y a la democracia por parte de los canales de TV.
Si bien el Consejo desestimó aplicar sanciones, señalando que no es su competencia, mediante un estudio determinó que efectivamente la cobertura fue pobrísima en comparación al tiempo que la huelga duró. "(El CNTV) carece de competencia legal para reprochar a los servicios de televisión denunciados la comprobada exigua cobertura otorgada a la huelga de hambre de los presos políticos mapuche" señaló el organismo.
No era descabellado pedir una sanción. El CNTV en el 2005 aplicó sanciones a La Red y Canal 13 por no cubrir la proclamación del entonces candidato Tomas Hirsch. El argumento en ese entonces fue "es una noticia que cumple con los requisitos indispensables para ser tal y, por lo tanto, merece cobertura periodística".
Cualquiera podría decir, cada medio es libre de construir su propia agenda noticiosa o que la comunidad puede informarse por la radio, diarios o por otros medios". Tienen razón. Es cierto. Pero hay datos no menores que me gustaría sacar a colación. En el 2008 la IV encuesta nacional de TV indica que el 70% de los chilenos se informa a través de los noticiarios de TV abierta. Es decir, prácticamente si no aparece en la televisión, en Chile no existe.
La pregunta que cabe hacerse es ¿hasta donde el derecho de construir tu agenda noticiosa no se contrapone con el mencionado artículo de la ley 18.838 referente al pluralismo de los medios televisivos?. Quizás la pregunta debería ser otra. ¿No es acaso la exclusión de ciertos actores peligroso para los derechos de las personas de acceder libremente a la información?.
No es noticia
Hace bastante tiempo que el peoplemeter, la cantidad de diarios vendidos o el número de visitas o escuchas son uno más en la reunión de pauta de los editores. Y claro está, hay que mantener contentos a los auspiciadores, porque estos financian a los medios, con los cuales se paga a periodistas, técnicos, camarógrafos, etc. Pero una cosa es "vender" tu medio como producto y otra cosa es prostituirlo, dejando que ese "invitado" a la reunión de pauta sea el que finalmente decida como va a ser tu cobertura.
El caso de la huelga de los trabajadores de FASA fue una de esas noticias que para algunos editores de canales de tv "no era noticia". Ante la nula cobertura de los canales a esta movilización, una huelguista le preguntó via twitter a una "rostro" de un canal público porque ocurría esto. La respuesta fue "no cubrimos huelgas de privados". Francamente aún no entendemos que quiso decir con eso.
Porque uno puede entender que por línea editorial, por citar un ejemplo, ciertos medios no cubran suicidios (por el factor de imitación que pueden generar), pero otra cosa es obviar un problema social, que involucraba a miles de chilenos, con la explicación de que "es un tema de privados". Los huelguistas siempre señalaron que la verdad eran las presiones que FASA realizó sobre los canales para que la huelga no se cubriese.
Pero hay otras maneras de obviar la realidad. Porque tampoco parecía ser noticia las demandas de los trabajadores del Metro de Santiago. Más importante parecía ser la posición de la empresa, o como la huelga afectaba a los usuarios o los planes de emergencia que disponía Metro para restituir el servicio.
Ni hablar de la huelga de hambre de 11 comuneros de Caimanes que protestaban contra el tranque de Relaves de Minera Los Pelambres en la región de Coquimbo. Salvo Chilevisión, el tema no volvió locos a los editores de los medios capitalinos.
El "show" de las noticias
Pero este año han habido situaciones que parecieran contravenir los cánones que uno podría esperar de un periodismo serio, o al menos, de aquel que se inculca en las escuelas de periodismo. La importancia de la información es relativa al rating que pueda generar. Un claro ejemplo de ello fueron las situaciones generadas tras el terremoto y tsunami pero que llegaron a su máxima expresión con motivo de la cobertura de los mineros atrapados en la Mina San José.
La oportunidad del periodismo, de ir más allá del drama inmediato que significaba rescatar o no con vida a los mineros, se transformó en un show en donde los trabajadores se transformaron en estrellas y en que cada detalle superfluo sobre sus vidas, sus familias o sus amigos era casi excluyente de la grave falencia en la operación de la mina, de las fallas en los organismos fiscalizadores, en la precariedad en la que trabajan no solo en Copiapó, sino en otros minerales del país. Era mas importante (y sin restarle méritos) el éxito de la operación de rescate. Una cara de Chile, la más linda para afuera, pero ¿la real? o al menos ¿la única?.
Mención aparte merece la cobertura de lo ocurrido en la cárcel de San Miguel, en donde MEGA llegó al extremo de exhibir (difuminados) los cuerpos de algunos reos calcinados. ¿Era necesario?. Luego, una protesta con algunas fogatas ya era calificada como "un motín" para otros medios, sin conocer aún con mayores antecedentes la realidad de lo que estaba ocurriendo.
Quizás no es culpa de los periodistas en terreno. Ellos salen a la calle con la orden del editor. Y hay que llegar con buenos "monos" (imágenes) y son ellos los que tienen que poner el micrófono ante la viuda o el padre que ha perdido a su hijo y obtener una declaración en momentos claramente inoportunos, y eventualmente, poner la cara para recibir un golpe como le ocurrió a una periodista de Chilevisión Noticias.
En esta fecha, en que cada canal, radio, diario o portal se aboca al resumen de las noticias más importantes del año, quizás sería bueno que el mismo periodismo chileno se hiciese un autoanálisis, respecto a la cobertura realizada durante este 2010 a esas informaciones, y respecto a porque otras, que en virtud de sus méritos, también podrían haber estado, pero que finalmente no tuvieron cabida. Una mirada en retrospectiva también respecto al tratamiento de las informaciones, no solo basándose en la inmediatez, sino yendo un poco más allá, con el fin de que este 2011, tengamos “buenas noticias” respecto a la calidad y oportunidad de la información que entregamos al público.