Una retirada tan ruidosa como lo ocurrido con la sibutramina en Europa y ahora más callada, eso sí en EEUU, responde a la lógica comercial del lanzamiento de nuevos productos que ingresarán al mercado de la obesidad. Fue necesario “demonizar” a la sibutramina para retirarla del mercado, pues para los laboratorios que la introdujeron y vendieron allá por 1998, los precios que actualmente se estaban pagando por caja en farmacia eran muy bajos para ellos ($10.000 ahora v/s $30.000 al inicio) y además que la mayor venta de sibutramina no la estaban haciendo ellos ( es decir quienes la introdujeron al mercado) sino que laboratorios que fabricaban “alternativos” de sibutramina (Atenix, Ipogras, Saton, Mesura, etc). En el caso de Chile y EEUU el laboratorio Abbott fue quien introdujo la sibutramina al mercado, como Reductil acá, pero la gran mayoría de las ventas ya no eran de ellos sino de los “alternativos”.
Ahora que se retiró la sibutramina en EEUU, probablente se hará lo mismo en Chile luego de las fiestas de fin de año, pues hacerlo ahora sería mucha pérdida para los laboratorios que esperan buenas recaudaciones para esta primavera(de ahí quizás la explicación del por qué los medios nacionales no han informado nada sobre el retiro del producto en USA). Así se cocinan las cosas, manda el vil billete, no en vano la retirada del producto en EEUU también se hizo luego del verano del hemisferio norte.
En este momento hay al menos 3 productos a espera del visto bueno de la FDA para comercializarse en el mundo como las “nuevas panaceas” contra la obesidad. Sus nombres son Qnexa, Contrave y Liraglutide. Este último ya está en el mercado norteamericano, pero con indicación para la diabetes mellitus. Mi opinión personal respecto a la efectividad de estas nuevos fármacos no es de mucha esperanza, de hecho los dos primeros fármacos son a base de combinación de moléculas ya conocidas como la phentermina y el bupropion por ejemplo. De modo que no creo que se entre a una nueva generación de medicamentos para la obesidad aún.
Lo parte mala de estos nuevos medicamentos, es que a diferencia de la sibutramina que llegó casi a de $5000 por mes, estos fácilmente superarán los $20.000 a $25.000 mensual.
Tal como lo dije en un artículo anterior, para mí la sibutramina como molécula era una buena herramienta para combatir la pandemia de la obesidad (con los riesgos de cualquier medicamento, no existe ningún fármaco perfecto), pero por el hecho de dejar de ser negocio para los grandes laboratorios había que sacarla y volver a hacer negocio con supuestos nuevos y mejores medicamentos y adonde manda capitán no manda marinero ni menos los inquilinos. Donde manda el dinero no manda Dios y poderoso señor es Don Dinero y la salud lamentablemente hoy no es ajena a eso.