Proyecto Inscripción Automática y Voto Voluntario

Proyecto Inscripción Automática y Voto Voluntario

02 Junio 2010
Apuntando a solucionar la apatía ciudadana, el gobierno envió al congreso un proyecto que, entre otros, promueve la inscripción automática y el voto voluntario. Por Ricardo Rivano.
Ricardo Rivano >
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La participación electoral en Chile tiene una constante y es que va a la baja. Apuntando a solucionar la apatía ciudadana, el gobierno envió al congreso un proyecto que, entre otros, promueve la inscripción automática y el voto voluntario.
Respecto de la inscripción automática la discusión es simple: se logrará beneficiar a un importante número de chilenos que en estos momentos no poseen el derecho que deberían tener por el sólo hecho de pertenecer a una nación, de expresar sus preferencias en la elección de autoridades. Estas personas, según el Injuv, son en su mayoría individuos con menores ingresos, con menos educación, y también, jóvenes menores de 29 años, quienes -en muchos casos- a pesar de estar informados y tener opiniones claras sobre la contingencia, no realizan el trámite burocrático por “lata”. Entonces la inscripción automática cumplirá los objetivos de: modernizar el sistema electoral, hacer la inscripción más cordial y fácil, y rejuvenecer un padrón electoral añejo.
Sin embargo, el segundo punto del proyecto es más complejo y su debate se fortalece por posiciones ideológicas.
Hay consenso en que menos abstención electoral consolida a los elegidos, confiriéndoles mayor legitimidad para ejercer el poder, es decir, forja una democracia cualitativamente mejor, pero entonces, lograr esto por medio de sanciones, a quien no quiera participar, convierte el derecho de todo ciudadano en un deber.
El problema es que para muchos, la opinión sólo debe ser expresada cuando es necesario y entonces, si creo que en el país no hay problemas y estoy dispuesto a conformarme con lo que decidan los demás, ¿por qué debo ser multado por no asistir a las urnas? o también, es posible pensar que, el voto voluntario obligaría al sistema político a tener que convencer a los ciudadanos que votar es importante, y por ende, los políticos trabajarán con mayor esfuerzo por hacerlo mejor y más transparente.

Las respuestas al párrafo anterior se encuentran en el mismo, quienes interpretan los votos (finalmente los políticos), pueden obtener dos conclusiones: (1) las personas están completamente satisfechas con el país y con el sistema político, por eso no se molestan es concurrir a los centros de votación o (2) las personas no van a votar por que quieren expresar que no se ha hecho lo suficiente y están disconformes.
Pues bien, al tener el voto obligatorio la lectura pasa a ser más clara, me gusta un candidato, y lo elijo, o, estoy conforme con todo, voto blanco y este se suma a la mayoría, pero si no me gusta nadie o el sistema me molesta, anulo. Esto es el voto de protesta y es el que da la oportunidad para que aparezcan líderes a canalizar las ideas de quien no esta siendo representado.
La obligatoriedad del voto es importante, la evidencia comparada demuestra que el voto voluntario disminuye la participación electoral, le quita estabilidad al sistema democrático, y además, incorpora sesgos de clase y edad al sistema político, por lo tanto, esto descubre las tremendas desigualdades que podría ocasionar la voluntariedad de concurrir a las urnas. Y aunque convertir un derecho en deber es indeseable, la realidad nos demuestra que, en la práctica, la obligatoriedad de expresar una opinión, es también, obligarnos a contribuir en una mejor sociedad.