José Fuenzalida no se dio por vencido. Con la certeza de que su hijo José Luis León se encontraba adentro del derrumbado edificio Alto Río, en Concepción, estuvo largas jornadas monitoreando la labor de Bomberos con la esperanza de que lo rescataran.
Pero a una semana del terremoto de 8,8 grados Richter y sin señal alguna de vida que proviniera del interior de la destruida edificación, los voluntarios tomaron la decisión de ingresar las maquinarias pesadas para destrozar todo lo que estaba en pie.
Solicitando un absoluto silencio de los demás, llamaron varias veces a José Luis, pidiendo una respuesta de sonido, un golpe, un ruido. Sin embargo nada sucedió, por lo que decidieron dar la orden de que las máquinas ingresasen a ver si encuentran el cuerpo del sujeto de 23 años.
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