Día del Patrimonio Cultural: ¿Qué nos hace sentir que estamos en Concepción?

27 Mayo 2016

¿Qué nos hace sentir que estamos en Talcahuano, en Chiguayante, en San Pedro de la Paz, en Concepción o en cualquier otra ciudad del país?, ¿qué hace diferente a una ciudad y por consecuencia a sus ciudadanos de otra?

Equipo El Conce... >
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Por José Miguel Peña Virgili
Arquitecto
Universidad del Biobío

Este 29 de mayo nuestro país conmemora el Día del Patrimonio Cultural, momento para recorrer obras artísticas, ver esculturas o monumentos nacionales, pero también es la oportunidad para que la sociedad reflexione acerca de la importancia de cuidar la memoria, reflejada en su patrimonio arquitectónico.

Desde el punto de vista legal, en Chile existe desde el año 1970 la Ley 17.288 que protege los monumentos históricos, públicos ó arqueológicos, las zonas típicas y los santuarios de la naturaleza. Mientras, en el año 1972 la Unesco, reunida en una convención mundial en París, definió que “Patrimonio Cultural” también son los monumentos y obras arquitectónicas, las obras de arte o arqueológicas, las construcciones humanas aisladas o reunidas, cuya arquitectura les da un valor excepcional, desde el punto vista histórico.

Entonces, la pregunta es ¿qué nos hace sentir que estamos en Talcahuano, en Chiguayante, en San Pedro de la Paz, en Concepción o en cualquier otra ciudad del país?, ¿qué hace diferente a una ciudad y por consecuencia a sus ciudadanos de otra?

Esa es la importancia práctica de reconocer el patrimonio arquitectónico de una ciudad, protegerlo y restaurarlo, no borrarlo ni cambiarlo, de modo que perdure por generaciones para que así se enteren cómo vivieron y se desarrollaron sus antepasados y cómo proyectaron el futuro.

Lamentablemente, el tránsito acelerado de nuestra sociedad impide que uno pueda detenerse a observar la ciudad y percatarse de elementos que la hacen diferente o destacable. En este punto es relevante observar el fenómeno que está ocurriendo en la capital regional del Biobío.

El terremoto de 1939, derrumbó la ciudad, que por entonces tenía una vida muy pausada, rodeada por la ruralidad. En esos años, el presidente Pedro Aguirre Cerda vio la oportunidad para transformar a Chile en un país industrializado, levantando la Corfo, la CAP o la Enap, entre muchas otras, y también generó un proceso de reconstrucción con el cual Concepción comenzó desde los años ‘40 un desarrollo arquitectónico que le otorgaría una identidad que hoy muchos habitantes desconocen, con obras como la Estación Central de Concepción (hoy intendencia y gobierno regional); las galerías comerciales de la calle Barros Arana y la Plaza de la Independencia, rodeada por una catedral, la Municipalidad y la Intendencia, entre otros.

Aún en Concepción se conserva quizás el símbolo más imponente de esta ciudad post terremoto del ’39: el Edificio de Tribunales. Construido en 1949, puede ser recorrido visual y peatonalmente por todo su espacio, como un eje que dirige la mirada y el andar desde Barros Arana hacia la Diagonal Pedro Aguirre Cerda que concluye en la Plaza Perú, y de esta hacia la Universidad de Concepción, que presenta otra gran torre, también con reloj: El Campanil, que junto al Arco de Medicina, levantado entre 1948 a 1954, son una insignia y una fotografía obligada para todo turista que finalmente aquí sabe que está en Concepción.

Entonces, si nuestra historia es relevante y nuestro patrimonio es historia, ¿por qué no conservamos nuestra historia?, ¿por qué borramos nuestro pasado y comenzamos cada vez desde cero?

En una sociedad consumista y práctica, la restauración o el cuidado tiene mayor costo en dinero y en tiempo, pero con esa mentalidad pronto veremos reemplazados los palafitos de Chiloé por modernos edificios de acero. Por lo mismo, bien cabe un corolario para esta columna: Un Pueblo Sin Memoria es un Pueblo sin Futuro. Cuidemos el Patrimonio Arquitectónico de nuestras ciudades.